Elogio a la paternidad

David Franco Villa, mensajero de la CIB y su hijo Andrés Felipe Franco Londoño

David Franco Villa llegó a la CIB a principios del 2019 para cumplir con las labores de mensajería. Ese mismo año durante la celebración del Día de la Familia en la Corporación, conocimos a su pequeño de dos años, Andrés Felipe Franco Londoño. La imagen del padre y del hijo envueltos en un aura inquebrantable de amor puro, aún sobrevive con ternura en los recuerdos de los empleados que estuvieron presentes. Quisimos acercarnos a su historia para saber cómo vivencia la paternidad, su actitud frente a este rol en el que experimenta una constante sucesión de alegrías le rinde homenaje a esta fecha especial.  

Frente a la primera pregunta: “¿Cómo recibiste la noticia de ser padre?”, hay una fuente inagotable de emociones que van desde el estado eufórico de felicidad, hasta el irremediable miedo a lo desconocido. Durante los años en los que fue soldado profesional y estuvo en diferentes partes del país, cubriendo las zonas más afectadas por el conflicto armado, nunca pensó en ser papá. Estas travesías por el territorio nacional, en donde la constante adrenalina solo permitía pensar en un estado de supervivencia, nunca le brindaron la posibilidad de meditar sobre estos asuntos. Su retiro del ejército en el 2017 y el comienzo de una vida distinta al amaño del destino, propiciaron momentos trascendentales. 

Viviendo después su cotidianidad en Medellín con normalidad, un día fue a recoger como de costumbre a su pareja en su lugar de trabajo. No alcanzó a sospechar si quiera de lo que se trataba, aunque ésta lo recibió en un estado de nerviosismo: “David, siéntese que le tengo una noticia”. Ante la prueba de embarazo, experimentó en el momento una intensa conmoción; la vida para entonces, no volvió a ser la misma. “¡Es una mezcla de todo! ¡Ansiedad, alegría, miedo! El día que nació Andrés Felipe estábamos muy nerviosos. Estuve afuera del hospital con muchísimas ganas de entrar a ver a mi señora, pero no fue posible, me dejaron en la sala de espera. Sentía demasiada ansiedad, quería verlo, quería saber cómo había nacido. Me cambió la vida, le dio otro significado”, recuerda. 

Los padres como David, quienes sienten crecer durante nueve meses sus hijos en el corazón, y quienes optan por priorizar los asuntos más elementales de sus vidas para obedecer al llamado de la responsabilidad y el compromiso amoroso, aprecian cada mínimo detalle durante estos primeros años de crecimiento, desarrollo y exploración de su bebé. Al admirar la curiosidad de su hijo y su rápido aprendizaje, describe la paternidad como un constante acompañamiento en donde lo bueno y lo malo del mundo deben mostrarse. Puntualiza en que es necesario enseñarle a reconocer ambos caminos y educarlo para que sea un buen hombre en el futuro, y sobre todo alguien que siempre contará con el apoyo de su padre.Al proyectar un futuro tentativo, David visiona para su hijo una brillante carrera profesional en el Ejército, una institución estatal que le brindó a él los mejores momentos y las enseñanzas más profundas. Pero esto es solo si Andrés Felipe está de acuerdo y descubre un gusto por ello. Como padre, expresa que respetará las decisiones de su hijo cuando tenga la capacidad de hacerlo. “Andrés Felipe es mi vida, lo es todo”, expresa David. Hoy, 21 de junio de 2020, se siente orgulloso del rol que desempeña. No solo ha encontrado un motivo por el cual dar todo de sí, también para entregarse sin reparo a un dulce vivir en el que contempla con inspiración el cálido lugar de la infancia, aquel al que siempre se visita con el corazón más puro.

Elaborado por: Andrea Martínez

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