Los libros y los encuentros avivan los sueños que encaminan nuestro destino

Los libros, aparte de saciar la inquietud por el conocimiento, permiten gratos encuentros donde es posible entretejer una valiosa amistad con el paso del tiempo. Hoy recordamos la historia de Sara Arroyave Herrera, estudiante de noveno grado del Colegio María Auxiliadora de Medellín, quien decidió enviar el año pasado un mensaje a nuestro correo institucional, después de conocer a la CIB a través de una referencia en uno de los tantos libros que intensifican su pasión por la ciencia. Este pequeño acto, que manifestó el deseo latente de un posible encuentro, quedó grabado en la memoria de cada uno de los integrantes de la Corporación que tuvieron mucho después la posibilidad de conocerla y admirar su sorprendente inteligencia.

 El ocho de agosto del 2019, programamos una visita y abrimos las puertas de la CIB para recibirla y brindarle un recorrido de la mano de los investigadores por cada uno de los laboratorios. Esta experiencia, inolvidable para nosotros, no solo nos hizo ser conscientes de nuestro propósito vital, “promover investigación sostenible al servicio de la vida”, también del papel que desempeñamos en la materialización de los sueños de una juventud que halla tempranamente su verdadera vocación sin dilaciones.

“Me explicaron en qué consistían los procesos muy detalladamente, vi a través del microscopio unas bacterias que estaban cultivando y me enseñaron a usar algunos implementos para poderlas manipular adecuadamente; aparte de esto, tuve la oportunidad de correr una muestra haciendo uso de la técnica PCR”, recuerda con emoción. Sara descubrió en su infancia un gusto particular por lo pequeño, por todo aquello que a simple vista no se puede percibir. A medida que fue creciendo, se dio a la tarea de investigar de manera independiente el mundo de los microorganismos y encontró en él un llamado pasional a la biología molecular, una carrera que visiona profesionalmente. 

A sus catorce años de edad, se destaca en el colegio gracias a su interés por la ciencia y al buen desempeño en la materia de biología. “De hecho me regalaron un microscopio profesional y desde entonces empecé a observar todo lo que era pequeño: sal, azúcar, pedazos de cebolla o de papel”, expresa. Sara es una lectora voraz que en su floreciente adolescencia encuentra en los libros algunos personajes históricos que hoy se convierten en una fuente de inspiración y un modelo a seguir: la química Rosalind Franklin, quien descubrió la estructura de doble hélice del ADN; y el físico Nicola Tesla, quien llevó a cabo numerosas invenciones en el campo del electromagnetismo. Permeados por la alegría de esta experiencia tan valiosa, que también nos permite recordar de manera fraternal los primeros encuentros con aquellos investigadores que alguna vez llegaron buscando albergar sus sueños en este espacio que hoy se ha convertido en su casa, consideramos pertinente preguntarle finalmente a Sara, nuestra amiga, qué opinión tiene acerca de la pandemia que hoy acecha al mundo, un tema que desde sus intereses puede despertar valiosas apreciaciones: “Opino que esto es muy grave, afecta muchas de las personas que no tienen muchas defensas, me parece muy mala la pandemia por esa parte. Pero también creo que al estar resguardados, permitimos darle un respiro al planeta, los niveles de contaminación han bajado”, comenta. 

Elaborado por: Andrea Martínez

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