Un temprano gusto por las ciencias naturales y una inquietud por el funcionamiento de los diferentes sistemas del organismo, definieron el perfil profesional de Alejandra Zuluaga desde el colegio. Recuerda que, en los últimos años de esta etapa, el curso de Química y la visita frecuente a los laboratorios despertó un interés apasionado por lo experimental. “Estuvo en mi lista estudiar Química pura. Después, mi segunda opción en el examen de ingreso a la Universidad de Antioquia fue Nutrición y dietética, quería estar permeada de un ambiente de ciencia y salud”, expresa.
En abril del 2003 ingresó a la Corporación como practicante de Bacteriología de la UdeA, su única referencia de la CIB para entonces eran los comentarios de los compañeros que estaban a la expectativa de la asignación de las plazas de rotación por parte de la universidad: “Hablaban maravillas de la CIB: inclusión, buenos tratos y alto nivel de aprendizaje, eso me motivó mucho a hacer la practica en una de las áreas de la microbiología”, cuenta.
Con el tiempo no solo continuó con su rural en la CIB, también se vinculó formalmente para trabajar en el 2004 como analista de la Unidad de Micología Médica y Experimental de la mano de la Dra. Catalina de Bedout, coordinadora del Área de Diagnóstico de esta misma unidad, a quien considera una de sus grandes amigas y maestras. A partir de su jubilación, por decisión unánime de ella, la Dra. Luz Elena Cano y el Dr. Diego Miguel Sierra, se le asignó el cargo de coordinadora del área a la profesional Alejandra Zuluaga. Este logro sentó las bases para que en el 2018 asumiera definitivamente el cargo de coordinadora IPS diagnóstico tanto de Micología como de Bacteriología y Micobacterias.
“Siempre he estado en el Área de Diagnóstico Asistencial, mis esfuerzos han estado encaminados a la profundización en este tema. No hay que olvidar que tanto la Dra. Ángela Restrepo, una experta en el área de los hongos, como la Dra. Luz Elena Cano, líder de la Unidad Micología Médica y Experimental, son dos personas a las que también les debo gran parte de lo que soy y lo que he aprendido”, resalta.
La entrega desmedida, la responsabilidad y el amor potencian las labores de cada día, y aunque Alejandra Zuluaga puntualiza en todo lo que le falta por aprender, los logros obtenidos a lo largo del tiempo ponen en evidencia la fuerza y el rigor en cada uno de sus trabajos. “Durante mi instancia en la CIB hice una especialización en Microbiología Clínica, también una maestría en el mismo campo. Tener el apoyo de la Corporación, poder hacer el trabajo de grado con los mismos datos de investigación de la CIB y contar con la asesoría de personas tan importantes en el área de la micología como las doctoras Ángela, Catalina y Lula, es uno de los logros más grandes”, narra con emoción.
Cada una de las etapas de superación profesional que ha vivido de manera exitosa en la CIB, también ha sido posible gracias a las exigencias de sus mentoras. Recuerda con agradecimiento la rigurosidad académica que al principio se tornó un poco incomprensible, pero que después abrió un camino provechoso por la ciencia con un profundo sentido ético. “Antes manejábamos patologías de hongos donde atendíamos pacientes con bajos recursos económicos. La Dra. Ángela Restrepo nos recalcó algo fundamental: la ayuda a los pacientes más necesitados en sus diagnósticos es primordial, hay que procurar brindarles tranquilidad y cuidado”.
Hoy la profesional Alejandra Zuluaga dispone la ciencia al servicio de la vida obedeciendo a este principio esencial, fruto de una mentalidad que reflexiona con lucidez y agudeza sobre los innegables beneficios que el conocimiento ofrece a la sociedad. “Amo profundamente a la CIB, es el lugar donde me formé y donde trabajo feliz. No me veo ejerciendo mi labor en otra parte porque la Corporación ya es parte de mí”, manifiesta.
Aunada a esta causa vital, su familia juega de igual modo un papel trascendental al redireccionar toda su fuerza para encarar el día a día. A su esposo lo conoció en la CIB en el año 2005 siendo un estudiante de maestría de la Universidad de Pamplona del Norte de Santander, quien venía a hacer su trabajo de grado con una asesora de la Unidad de Micología Médica y Experimental. “Otro de mis logros ha sido conseguir un excelente compañero para mi vida, una persona que también es del área de la salud; también mi hija, que se llama Juliana y que está en segundo grado. Hoy gozo de poder brindarle la posibilidad de que esté en un buen colegio, estamos tratando de formarla como una persona de bien, siempre por el mejor camino”.
Elaborado por: Andrea Martínez