La maternidad, una fuerza vital que nos impulsa a soñar sin límites

La Dra. Gloria Nanclares Quintero, Coordinadora del Fondo Editorial de la CIB, entrelazó su historia con la Corporación en el año 2010. Es médica especializada en Medicina Alternativa, cursa estudios de maestría en Dolor y acaba de inscribirse en un diplomado sobre Homeopatía. Es madre de Maximiliano, Benjamín y Emma, tres pequeños de diez, seis y cuatro años de edad que constituyen la fuerza vital de todo cuanto sueña. A esa tierna infancia que cuida y alimenta con amor desde casa, le debe el deseo de seguir cultivando su espíritu para proyectar una mujer comprometida con una rigurosa formación académica.

Basta contemplar el pasado para dimensionar la fortaleza de alguien que concibe la maternidad como el impulso más importante para lograr aquello que desea con fervor. En el 2010, por ejemplo, estando embarazada de su primer hijo, Maximiliano, cumplía sus labores como correctora de estilo en el Fondo Editorial de la CIB mientras trabajaba de forma paralela en la Unidad de Cuidados Especiales de la Clínica Las Vegas. “Soy la persona más bendecida del mundo porque tengo un soporte familiar increíble. Sin mi pareja no sería posible, él está ahí es disposición todo el tiempo. Ha sido una familia maravillosa, la misma que me permitió irme a estudiar por más de un año a Bogotá sin que fuera traumático”, expresa con gratitud.

Las jornadas extenuantes de trabajo y los momentos de abandono placentero a la lectura para su formación continua, no serían posibles sin una propensión al método y al orden. En su cotidianidad, traza horarios específicos para llevar a cabo cada una de sus actividades y darle cumplimiento a las mismas. De modo que hay tiempo para meditar, estudiar, trabajar, jugar y compartir en familia. “Los niños y Emma saben que mamá estudia, son receptivos y me respetan ese espacio aunque todo el tiempo quieran jugar”, agrega. 

Maximiliano tiene la risa y la bondad como uno de sus comportamientos más virtuosos, su desempeño académico es excelente, ya que aprendió a leer a los tres años de edad y a dividir y a multiplicar solo; muestra, además, un talento especial para el manejo de los equipos. Benjamín tiene una habilidad sorprendente para construir cuanto la imaginación le dicte, basta unos pocos legos para materializar una idea. Emma, por el contrario, parece desarrollar todas sus habilidades artísticas pintando y habitando un mundo de fantasía en el que sueña ser bailarina de ballet.

Cuando crecemos, nos duele reconocer que nos caemos abruptamente de la infancia perdiendo la capacidad de imaginar y de sorprendernos ante lo más nimio. Pero los hijos, en la etapa más plena y activa de su niñez, reviven aquello que fuimos invitándonos a descansar en nuestro pasado, y a deleitarnos con algunas imágenes o sonoridades auténticas que se resguardan en los parajes más recónditos de nuestra memoria. 

La Dra. Gloria Nanclares Quintero habita la infancia de sus hijos con la consciencia de que es uno de los momentos más bellos y efímeros. Es por ello que cuando Maximiliano pintó por primera vez la pared, concibió este detalle como un regalo; después de esto, adecuó exclusivamente una pared para que sus hijos rayaran libremente. Reconoce la importancia de hacer evidente el lenguaje del amor, en su hogar no faltan las palabras y las manifestaciones de cariño de manera constante. “Todos los días me siento motivada, me levanto feliz. Aunque es normal experimentar estrés y angustia, me enorgullece cada mínimo detalle de mis hijos porque tienen la posibilidad de derrumbar todas las preocupaciones, por eso considero las palabras de afecto como algo vital”, opina.

El estudio de la Medicina Alternativa la ha llevado a instruirse en el budismo, el taoísmo y la cultura védica, culturas donde la espiritualidad se vive desde adentro. La necesidad de adoptar una actitud introspectiva para buscarse a sí misma y alimentar su amor propio, es la clave para que todo fluya a su alrededor de manera más armónica. “Desde el amor propio reflejas todo en tu vida. Trato de ser fiel a mí misma, busco la felicidad y la tranquilidad en cada mínima acción consciente de que la imperfección no es un impedimento, pues hace parte de mí. Uno debe armarse en la oscuridad y en la luz”, puntualiza.

La cotidianidad de la doctora está plagada de rituales que la motivan, algunos de ellos son un legado especial de la tradición familiar. Medita todas las mañanas y recurre en tiempos cíclicos a baños de hierbas dulces y amargas para la prosperidad y la abundancia; tiene, además, un pequeño altar con velas y cuarzos para proyectarle al universo aquello que más desea. Manifiesta que todo el tiempo se da a la tarea de escribir sus más fervientes deseos y la mayoría de ellos se han cumplido. La meditación y el yoga para los niños, en este caso, se viven a través del juego, pero le sorprendió que en una de las visitas a la finca familiar se sentaran solos a meditar alrededor de quince minutos. 

Para la Dra. Gloria Nanclares Quintero ser madre es un regalo: “Me capacito por mí, pero sobre todo para mis pacientes. Mi hijos y mi familia son todo, son un hálito vital para todas las mujeres que habitan en mí, para todas aquellas que me constituyen y me hacen ser lo que soy”, concluye recordando sus embarazos como una etapa maravillosa en la que los antojitos fueron muy saludables. Basta decir que su interés por la obstetricia le brindó tranquilidad durante este periodo, aunque al nacer su primer hijo nada pudo contrarrestar las preocupaciones propias de una madre. De esta etapa, destaca que otro de los aspectos más valiosos de la maternidad es el acercamiento con su madre, un acto que podría entenderse como la muestra más fiel de empatía, pues es apenas cuando dimensionamos la entrega y el amor incondicional de la persona que más nos ama en el mundo. Hoy goza de una relación cercana y amorosa con María Elcy Quintero, quien en su juventud también trabajó arduamente por sus hijos dejando para sí, al mismo tiempo, una exitosa carrera académica como vicedecana de la Facultad de Filosofía y Teología de la Universidad Católica Luis Amigó.

 

Elaborado por: Andrea Martínez

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