La entomología: la manifestación de la belleza en forma de poesía visual

Biólogo Juan Diego Medica C.

El biólogo Juan Diego Medina, investigador del grupo de Fitosanidad y Control Biológico, una de las líneas investigativas de la Unidad de Biotecnología Agrícola y Ambiental de la CIB, llegó a la Corporación en el 2017 gracias a un proyecto de producción masiva de hongos bio controladores de plagas, que nació para satisfacer la búsqueda de alternativas de una empresa del sector floricultor. Este cambio laboral surgió justo después de pertenecer durante un año al Grupo de Entomología de la UdeA en el que investigó la parte taxonómica de Sphaeroceridae, una familia de moscas cuyo tamaño es generalmente menor a 5 milímetros. Allí no solo tuvo la fortuna de aprender de la mano de Marta Wolff, doctora en Ciencias Biológicas; también de trabajar arduamente en investigación y de publicar con satisfacción su primer artículo científico.

Gracias a su curiosidad y a la posibilidad de identificar otros grupos de insectos, se ha detenido a observar con detalle la colección de entomología que reposa hoy en la Corporación, un valioso registro de la biodiversidad del Chocó. “Cuando tu revisas esa colección, te das cuenta de que detrás de cada etiqueta hay un capítulo que nos remite a la experiencia del investigador en campo. En esos pequeños cajones descansa la historia de un ecosistema”, expresa. 

Su sensibilidad frente a las múltiples manifestaciones de la naturaleza lo obligan a visibilizar las funciones ecológicas que cumple cada ser en pro de la vida. De este modo se une al llamado del cuidado del medio ambiente y al uso adecuado de los recursos para que Colombia siga siendo considerado uno de los países más diversos. “En esta pandemia vemos la apropiación del espacio por parte de los animales, el mensaje es claro: ellos también pertenecen a este ecosistema, no estamos solos. Hay que saber observar, muchas de sus funciones benefician al hombre. Tal es el caso de las abejas que aportan desde la polinización a la parte alimentaria”, señala. Juan Diego cree en la existencia de Dios y se aparta de las diferencias entre ciencia y religión para apreciar con delicadeza la belleza y el respeto que impone todo lo que vive.

Frente al invaluable archivo que hoy se resguarda en la CIB, hay minuciosas técnicas aplicadas tanto en la colecta del insecto como en sus procesos de conservación. La interacción en campo resulta ser una especie de aventura de inmersión al paisaje, allí se suelen capturar especies que se conservan en alcohol al 70% hasta llegar al laboratorio; en el caso de las mariposas, la colecta exige un extremo cuidado de las alas para conservarlas posteriormente en pequeños sobres. El proceso de montaje se hace a través de alfileres, tratando en lo posible de conservar las características morfológicas que son elementales para la identificación del animal. En cada etiqueta quedan consignadas las fechas y las coordenadas del lugar. Estos registros, que se conservan con el uso constante de sustancias como el alcanfor o la naftalina, alimentan la base de nuestra riqueza elemental. Los colores vivos y la sutileza de cada insecto ejercen una poderosa atracción. La naturaleza frágil de sus formas son pequeños poemas visuales en las que una voz singular nos invita a presenciar la vastedad de la vida que reclama respeto mientras persiste y se eterniza a través de los cristales.

Elaborado por: Andrea Martínez

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